domingo, 23 de diciembre de 2012

NAVIDAD

Hace un tiempo para estas fechas, aún siendo creyente, andaba yo como la mayoría de personas recorriendo almacenes, comprando lo que me hacía falta para la gran celebración, no puedo negar que me sentía satisfecha cuando al llegar el 24 yo tenía todo lo que había planificado, lo que más me quitaba el tiempo y me preocupaba, era la elección de los regalos para mis hijos, sabiendo que no podría comprarles lo que ellos deseaban, trataba de buscar algo que los agradara y no se sintieran desilusionados al abrirlos y ver que lo que le habían pedido a "Santa" no había llegado.  Cuando yo era pequeña, todo el tiempo esperé la bicicleta que nunca llegó, así que los entendía muy bien.

Sin embargo cuando ellos crecieron mis preocupaciones se fueron :) ya hace varios años que no les compro nada :) primero porque casi nunca quedaba bien y segundo porque entendí finalmente que la Navidad era algo más que comida y regalos.  Por supuesto que los tamales nunca faltan, ni el ponche ni las golosinas, ya que de alguna manera estos contribuyen a que la reunión familiar sea más grata.

Cuando finalmente entendí el propósito de la primera Navidad, sentí paz, ya no más carreras ni más preocupaciones, el Señor Jesús no esperaba nada de eso, El lo que desea es que comprenda y reciba el mensaje que Su nacimiento trajo, y ¿cuál es este mensaje?

En Levítico leemos que cuando  los israelitas cometían algún pecado, dependiendo de la gravedad del mismo, debían purificarse sacrificando un animal, desde palominos hasta cabritos y becerros, la sangre de estos animales los limpiaban, una y otra vez, y esto fue dando motivo a que este acto se fuera desvalorizando, se volvió un simple rito que los vendedores de animales aprovechaban pues ya no eran animales sin defecto como debían ser sino los peores, los que no servían para nada.

Entonces Dios envió a Su hijo a ocupar el lugar de estos animales, un hombre sin mancha ni pecado, limpio y puro, el Cordero perfecto, debía ser sacrificado para que su sangre comprara la salvación de quienes pecaban y en El confiaban.
  
Cuando finalmente logré comprender que no eran los regalos, ni la comida el centro de la celebración, en Navidad no puedo evitar el llanto, al recordar que ese niño inocente que una vez nació en Belén, venía ya con el propósito de entregar su vida, de darse para salvación de los pecadores.  Fue entonces cuando la Navidad tomó otro significado, el verdadero significado, ya no era la compra de regalos ni la preparación de la comida lo más importante, sino un corazón dispuesto a recibir ese regalo maravilloso de Dios.




4 comentarios:

  1. Miriam esta entrada se nota salio de lo profundo de tu corazon, quedo muy bonita. Felicidades por compartirlo. Saluditos

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  2. Esperaba una entrada como esta hoy, esperaba poder leer lo que para ti significa la Navidad, mil gracias!!!!
    Aunque en la isla estaba prohibida durante toda mi infancia cualquier celebracion religiosa, mi padre no dejo de reunir a toda la familia cada 24 de diciembre y hacer grandes cenas para todos. Nunca me explicaron el significado para que la niña que yo era no terminara buscandose problemas con los profesores ateos, pero incluso asi esta fecha devino sinonimo de alegria y reunion familiar para mi. Nunca vi a mi padre tan alegre como esos dias en que podia tener a todos sus hijos, hermanos y sobrinos cerca, y agasajarlos a todos. Hoy me siento feliz de tener estos recuerdos!

    Y si, tienes razon, conozco a mucha gente que aun no ha aprendido que los regalos no son lo importante. Deberian venir todos a leer esta entrada tan profunda!
    Besos y felicidades, querida Miriam!

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    1. Pelusa, me siento tan feliz cuando veo que mis pensamientos e ideas son tan bien recibidos, muchas gracias por alentarme.
      Admiro tanto a tu padre, fue un gran hombre, no cabe la menor duda, casi lo puedo ver en los preparativos de esa cena, estoy segura que hoy lo celebrará con el agasajado :)
      Gracias por tus palabras, eres mi inspiración!
      Besos!

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