Según mi post anterior, el exceso de trabajo sólo duraría los primeros 54 días del año, sin embargo, como dice un refrán, "el hombre propone y Dios dispone", el trabajo extra se alargó 15 días más. Así que este lunes ha sido el primer día de trabajo "normal".
Mi inspiración se vino abajo, envuelta entre números, partidas presupuestarias, reportes y más reportes, no encontraba un tema de interés para compartir, así que estoy echando mano de lo único que no tiene que ver con contabilidades, la historia de Tereza Batista :) pero no, no hablaré de ella, sino de uno de los tantos temas que tuvo muchos comentarios en mi grupo de lectura.
Por supuesto que hablar de sexo no es nada fácil, mucho menos de prostitución, así que espero ser lo más objetiva posible, decir las cosas como las entiendo sin ser prejuiciosa.
Creo que el sexo es un regalo de Dios, una manera muy íntima y especial para demostrarle a la persona amada cuán profundo y completo es nuestro amor, por lo tanto, no estoy de acuerdo ni con la promiscuidad ni con la prostitución, que usan el sexo como una manera de diversión o de negocio, denigrando a las personas que así lo practican.
Se dice que la prostitución es un mal necesario, ya que por tener esa opción, se evitan violaciones y cualquier clase de abuso, incluso infantil. Estoy completamente en desacuerdo con tal afirmación, ya que creo que aunque el ser humano es un animal, tiene raciocinio, no es de los que se deja llevar por sus instintos.
Si no se tiene una pareja con la cual el intercambio de caricias los haga culminar en un acto sexual como complemento de una entrega emocional, no hay razón para buscar a alguien a quien no se conoce, sólo por el gusto de satisfacer lo que en la mente se ha venido gestando, ahí es donde entra el control que cada uno debe tener sobre su propio cuerpo, ocupar la mente, realizar ejercicio físico, distraerse sanamente, son algunos ejemplos de lo que se puede hacer para no caer en la tentación.
Recuerdo que en un tiempo no muy lejano, cuando yo era aún adolescente :) los padres "iniciaban" a los hijos varones llevándolos a un prostíbulo para que los "hicieran hombres", tanto se comentaba entonces ese hecho, que a las mujeres nos "sembraban" la idea de que el hombre debía satisfacer sus deseos sexuales de cualquier manera, que era una necesidad implícita en el desarrollo masculino y por eso les estaba permitido acosar a las empleadas domésticas, acudir a un centro de prostitución u obligar a la novia. Eran hombres.
Ignoro si todavía se dan esos casos, ya que como cristiana, en el entorno en el que me desenvuelvo no he escuchado nada parecido, al contrario, se les hace conciencia a los chicos de la importancia de guardarse para la noche de bodas, tal como se hace con las chicas.
Lamentablemente en otros sectores, la llamada liberación femenina, ha hecho que las mujeres siendo casi niñas aún, reclamen tener el mismo derecho de los hombres de acostarse con quien quieran las veces que quieran, y eso de alguna manera ha llevado a muchas a ejercer la prostitución, ya que tanto va el cántaro al agua, que al fin se rompe. La sociedad ha sido acusada de ser la responsable de la mayoría de estos casos, sin embargo, considero que es en el hogar donde se recibe la educación más importante, y si dejamos por un lado las enseñanzas morales dictadas por Dios, llevamos la mitad de la batalla perdida.
No sé a donde irá a parar todo esto, día tras día las noticias revelan más casos de abuso de índole sexual, niñas violadas por sus propios padres, madres que venden a los(as) hijos(as) para uso sexual de algún degenerado, parece que el sexo se ha desbocado y el cerebro lo tienen en los órganos genitales.
¿Un tema muy fuerte? Seguramente sí, pero tan necesario para ser hablado y comentado en todos los círculos, no para callarlo y consentirlo.
