Hay temas como éste, que a muchos no les gusta tocar, sin embargo, es bueno discutirlo, comentarlo y analizarlo, especialmente con nuestros seres queridos.
Recientemente falleció una persona muy querida, a la que no conocí personalmente, pero sí a través de esta maravilla llamada Internet, ella era muy comunicativa siempre dispuesta a contar lo que acontecía en su vida, si estaba triste, alegre, enamorada, lo que fuera, yo estaba más enterada que si fuera mi vecina, me hizo ser parte de su vida.
Su muerte inesperada fue muy difícil de asimilar por ser una chica muy joven, llena de vida, con un futuro muy prometedor por delante.
A algunos nos parece que las personas como ella no deberían morir jóvenes, porque no existe una razón para que eso ocurra, creemos que personas como ella son las que el mundo necesita, las que tienen mucho que dar y hacer por el prójimo. Y no lo pienso sólo por Rommy, también por Suzy y por Caroll, y por muchas personas más que seguramente habrán partido en la niñez o juventud.
Hace tiempo leí en alguna parte la frase "la vida es el camino hacia la muerte", lo cual me impactó y me hizo meditar en cuan cierto era eso, así que me propuse hablar de ello abiertamente con mi familia, principalmente con mis hijos, de esas pláticas resultó que cada uno manifestara sus deseos, qué les gustaría y que no, mi hija hasta nos mencionó el menú para cuando volvamos del cementerio, quizá algunos piensen que esto es de mal gusto, que son cosas que no deberían salir en conversaciones de sobremesa, que es una morbosidad, pero pienso que es necesario para estar preparados cuando el momento llegue.
Por supuesto que el hecho de prepararse mentalmente y emocionalmente, no evitará el dolor que la ausencia de un ser querido produce, pero sí ayudará a tener paz. Saber que aunque se hubiera hecho lo imposible, nada cambiaría ese final, si se logra comprender que nuestros días están contados, que el día y la hora ya están fijados, la conformidad llegará pronto, podremos dedicar más tiempo a compartir con los seres que amamos, aprovechando cada minuto que estamos juntos, así quedará la satisfacción de haber dado y recibido lo que en nuestras posibilidades estuvo hacer.
Cómo me gustaría que la madre de Rommy encontrara este consuelo y esta paz, a veces la impotencia de transmitir lo que uno cree es muy grande y sólo nos queda orar.