domingo, 31 de agosto de 2014

MAS DE LAS VACACIONES

Este año tuve doble regalo, ya que además del viaje a México, pude ir a visitar a mi hijo e hija política a Dayton, Ohio.
Estaba muy emocionada porque hacía tres años que no les veía y estaba el deseo de conocer la ciudad, así que mis expectativas fueron cumplidas extraordinariamente porque pude estar cada minuto del día con ellos y la ciudad ¡me encantó!

Dayton es una ciudad que tiene de todo, pero lo mejor es que no está superpoblada, así que es muy relajante ir de compras o a comer, no hay que hacer largas filas y el tránsito fluye muy bien.  
Siendo la ciudad natal de los hermanos Wright, Orville y Wilbur, los precursores de la aviación y por eso hay muchas esculturas de aeroplanos.
El río Ohio pasa por la ciudad, a su alrededor hay parques donde las familias pueden ir a hacer picnic, a jugar incluso a navegar en lagos pequeños, donde distraerse no hace falta, hay para todos los gustos.  Disfruté de algún atardecer en una banca mecedora a orillas de una presa con cinco fuentes de agua, el espectáculo de las cuales es impresionante.  Lindo lugar.

Pero eso no fue todo, mi hijo tenía una sorpresa para mí, boletos comprados para ir al Busch Stadium a ver un juego de los Cardenales de San Luis contra los Medias Rojas de Boston, mi sueño hecho realidad.
Al día siguiente de mi llegada, salimos a las 7 de la mañana para atravesar el sur de Illinois para llegar a Missouri, fue un viaje de cerca de 7 horas, con sus respectivas paradas, fue algo que no me esperaba, conocer otros lugares, otras ciudades, fue increíble.
El río Misisipi, divide Missouri de Illinois, hermoso río que me recordó las aventuras de Tom Sawyer.

Y más increíble fue el estar en el Busch, llovía tanto que el juego estaba demorado por la lluvia, y ésta no amainaba, yo empecé a ponerme triste, ¿será que el juego será suspendido? ¿haríamos el viaje por gusto? Pero Kathy llamó inmediatamente a su hermana y le dijo "pónganse a orar para que se quite la lluvia en San Luis" y milagrosamente la lluvia cesó y a los 15 minutos el juego empezó y ... ¡ganamos! Eso fue increíble, "amazing" como dicen por allá.

Al otro día, esa noche dormimos ahí, fuimos al Arco, esa fue otra de las cosas más emocionantes que pude experimentar, subir a 630 pies de altura y observar la ciudad a través de unas ventanitas, junto a un grupo de más o menos 50 gentes, fue algo para siempre recordar.

Y bueno, en el ínterin del viaje, pude caminar en un parque de Cincinnati cerca del Great American Ball Park, lugar donde juegan los Rojos, pero no entramos a ver el juego, lo que sí hicimos fue pasar el puente lila, un precioso puente peatonal, hacia Newport, Kentucky,  al que solamente el río Ohio los divide.

En conclusión, haciendo un recuento de kilómetros recorridos, estas fueron las vacaciones más viajadas que he tenido, recuerdos imborrables de días maravillos ¡gracias a Dios!

domingo, 24 de agosto de 2014

MI VISITA A MEXICO

Acá estoy empezando a poner al día este espacio tanto tiempo abandonado, y qué mejor que contando una de mis recientes experiencias, el viaje al D.F. para conocer a mis amigos virtuales, que ahora ya no lo son, digo virtuales, no que ya dejaron de ser mis amigos, jajaja. Al conocernos personalmente, la amistad pasó a un plano más cercano que lo virtual.

La odisea empezó el viernes 01 de agosto, el vuelo salió de Guatemala a las 14:55, el vuelo no duró ni dos horas, realmente fue muy rápido, tardé más esperando en el aeropuerto, jeje, pero por la diferencia en la hora, llegué allá a las 18:00, tenemos una hora de diferencia.

Tomar un taxi fue bastante fácil, primera vez que uso ese sistema de pagar en una ventanilla y luego con el ticket del pago abordar el taxi y llegar al hotel tomó un poco de tiempo, porque había congestionamiento, pero llegué sana y salva.  Hilda, Tere y Rodrigo ya se habían encontrado y andaban por ahí, por cierto que no les pregunté qué habían hecho esa tarde, jajaja.

Traté de avisarles que ya estaba en el hotel, pero mi celular estaba bloqueado, pedí en el mostrador del hotel que lo hicieran, pero por alguna razón no lograron hacer las llamadas, así que esperé pacientemente que llegaran, lo cual no tardó más de media hora, el encuentro fue muy bonito porque al verlos me resultaron tan familiares, que no fue ninguna sorpresa conocerlos personalmente, tal y como los vi a través del skype en nuestra reunión de grupo.

Después de los saludos, algunas fotos y de compartir unos minutos en la habitación del hotel, fuimos a cenar, el lugar se llama Vips y ahí tenían chiles en nogada, lo cual fue muy bueno pues uno de mis propósitos era probarlos. Según me dijeron mis amigos, esos no serían los mejores, pero al menos ya no tengo la duda de cómo son.

Después de una noche reparadora, el sábado 02 iniciamos el recorrido, después del desayuno proporcionado en el hotel, unas chilaquilas verdes muy buenas para mí, a Tere le gustaron tanto las coloradas que eso desayunó los tres días.  Nuestra primera visita era al Palacio Nacional, pero al pasar por la Catedral, decidimos entrar, es impresionante ver cada detalle en el diseño tanto exterior como interior, no cabe duda que las edificaciones del tiempo de la colonia causan mucha admiración.
En el Palacio pudimos observar los murales, largos pasillos con mucho colorido y mucho de historia.  Lo que más me gustó del lugar, es un área dedicada a don Benito Juárez, está tal y como en el tiempo que él y su familia lo habitaron, el lugar es hermoso, el mobiliario se conserva muy bien y deja ver el buen gusto de la época. Ese recorrido nos llevó mucho tiempo, así que al salir de ahí, fuimos al museo de El Estanquillo, donde nos encontraríamos con Marisol, ella era la única que no habíamos visto por skype, no teníamos una imagen muy clara de ella, casi la confundimos con una señora que estaba sentada en las afueras del museo, que puso cara de pocos amigos cuando nos quedamos viéndola detenidamente, jajaja, pero Marisol estaba dentro con el dueño de sus quincenas, y fue muy bonito conocerlos personalmente y ver que son tan agradables como los imaginaba.
El Estanquillo tiene mucho de la historia de las comiquitas, no sé si así le llaman ellos, pero es una muestra del ingenio y humor de quienes plasmaron su sentir y pensar a través de una caricatura, es imposible leer todo, pero lo que pude me causó mucha gracia.

Al salir de ahí, fuimos a la Casa de los Azulejos, donde está el restaurante Sanborns, y a donde habría de llegar mi amigo Yer, un plus de mi visita a México, Yer es uno de los conductores de la radio El Bar FM, y todas las noches platicamos por el chat de la radio, mientras él transmite su música, blues y jazz en su mayoría y alguna vez algo de rock para complacer a su audiencia.  Así que conocerlo personalmente fue muy agradable, era como si lo conociera de siempre. Después de saborear un delicioso pollo al mole, y compartir con Yer, Luis y Marisol, quienes se despidieron por tener otros compromisos, fuimos al Palacio de Bellas Artes, lamentablemente ya estaban cerrando y no pudimos entrar, así que fuimos a caminar por la Alameda, lo cual fue muy bueno para ayudar a la digestión.  Yo ese día ya no cené, sólo tomé un café en un lugar donde venden churros y chocolate, lo cual me perdí por no tener un espacio para ellos. Después de eso, de vuelta al hotel para descansar, no sé cuántos kms. caminamos ese día, pero sé que fueron muchos.

El domingo 03, la visita fue al Templo Mayor, lo que queda de esa maravilla azteca, está a un costado de la Catedral y del Palacio Nacional, fue muy emocionante poder contemplar lo que recientemente había leído, descrito en el libro Azteca de Gary Jennings, sentir que caminaba a través de las calles del corazón del Unico Mundo, donde Mixtli (personaje imaginario) también había caminado es algo que no se puede explicar, me alegré mucho de haber leído el libro antes de esa visita, porque al entrar al museo del Templo, pudimos ver piezas rescatadas, que muestran lo avanzado de la civilización azteca y que hace sentir un poco de coraje por la destrucción de algo tan maravilloso.  Quedé encantada del lugar.

Al llegar la hora del almuerzo, tuvimos un bufet, un restaurante que no recuerdo el nombre, pero con comida muy buena, ahí probé el pozole, muy rico, y otras delicias que caracterizan a la comida mexicana, fue muy bueno comer ahí. Después del almuerzo, Rodrigo se despidió, y quedamos solamente las tres, Tere, Hilda y yo, teniendo a Hilda de guía, fuimos al museo San Carlos, en el camino pasamos por el edificio de Correos, otra de las maravillas del tiempo de don Porfirio Díaz, cada detalle de esas edificaciones muestran la época de mucha prosperidad económica, son palacios, palacios muy bien conservados.
El museo San Carlos, también tiene su encanto, pinturas y esculturas de grandes autores, además del lugar, que conserva esa característica de la bonanza de la época, quedé encantada, no sólo de las obras expuestas, sino también del edificio.

Cansadas de caminar, en estos días rompimos el récord de caminata, jajaja, fuimos a cenar a un café enfrente del hotel, comí un plato de enchiladas, deliciosas y picantes, para hacer honor a su nombre, era la última cena del viaje, al día siguiente emprenderíamos el regreso.

El lunes 04, fue de prepararnos, pedir los taxis y los abrazos de despedida, fueron unos días bien aprovechados, me gustó mucho y espero que los que hayan leído el final de la historia, que se me hizo muy larga, hayan disfrutado conmigo de esta narración, que traté de plasmar fielmente para quienes me han pedido detalles del viaje, por supuesto que omití algunas anécdotas, como la mesera que nos tomó una foto y nos decía "whisky, whisky, whisky" jajaja.