Soy de las personas que tienen una rutina diaria, metódica, lo cual hace que actúe por inercia, casi sin pensar en lo que hago o mejor dicho, pensando en otras cosas mientras algo hago y por eso muchas veces estoy con la sensación de haber olvidado algo o dejado cosas por hacer.
Sé que esto no es bueno, la rutina se va haciendo tediosa y acaba uno aburriéndose, así que estoy dándole la bienvenida al nuevo cargo que tendré durante 5 semanas, bueno... realmente serán 4 porque me tomaré una de vacaciones, jaja.
Resulta que hace dos semanas mi nuera se fracturó el dedo meñique del pie izquierdo, le pusieron un clavo para fijar el hueso y yeso por 6 semanas, la primera semana, mi hijo pidió vacaciones para atender las labores hogareñas mientras se organizaban, con dos niños, uno de 4 años y medio y el otro de un año y medio, se hace indispensable contar con la ayuda de una tercera persona, gracias a Dios la encontraron, una señorita llega unas horas por la mañana y otras por la tarde, durante ese tiempo hace limpieza, cocina, lava trastos y mete la ropa en la lavadora, prácticamente hace el trabajo pesado.
Pero yo también tengo participación, mi tarea es ir al colegio a recoger a mi nieto Omar André de 4 años y medio, lo llevo a su casa, les sirvo el almuerzo que la asistente dejó preparado, luego voy a mi casa a almorzar, regularmente llevo el almuerzo al trabajo, pero ahora aprovechando que vivo a dos cuadras me doy una vuelta por mi casa. Mi nuera me ha insistido en que almuerce con ellos, pero prefiero comer lo que yo cociné, así es como me doy mis gustos, si no ¿cuándo?
Por el momento todo va bien, aunque claro esas dos horas que empleo para eso, acorta mi tiempo, me veo privada de emplearlo en otras cosas y eso me ha trastornado un poco, pero la satisfacción de hacer una buena obra en el día lo compensa muy bien y pasar ese tiempo con los nietos no tiene comparación. Así que, ¡vamos por la siguiente semana!
