domingo, 13 de abril de 2014

FUE POR AMOR

Era un domingo como otro cualquiera, la gente esperaba con mucha expectación la llegada de aquel hombre que había hecho nacer sus esperanzas de verse librados de la mano opresora de los romanos.  El que había devuelto la vista a los ciegos, y había hecho hablar a los mudos, el que había liberado a los endemoniados y hasta había resucitado a algunos de los muertos.  El Hijo de Dios.

Cuando Jesús entró a Jerusalén sentado en un asno, posiblemente no era la imagen que se esperaba tener, la que mostrara el poderío de un Rey, quizá hubiera impactado más si fuera sentado en un brioso caballo.
Sin embargo, la multitud de seguidores gritaba muy emocionada "¡Hosanna! ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!" y a su paso iban colocando una alfombra con sus túnicas y ramas de los árboles que cortaban por el camino, transformando así ese domingo cualquiera, en el Domingo de Ramos.

La imagen de ese día, era como un día de fiesta, ahora sí, se decían, seremos liberados de esta esclavitud.  No habían comprendido que la esclavitud de la que Jesús había hablado, era otra.

Pasaron los días, Jesús seguía enseñando y preparando a esos fieles seguidores para lo que vendría más adelante, aunque ellos mismos no lo entendían ya que sus mentes no alcanzaban a comprender cuál era la verdadera misión de su Salvador.

Al final de la semana, cuando Jesús es apresado, todos sus seguidores, aquellos que lo seguían día a día, los que fueron alimentados con unos cuantos panes y pocos peces, los que vieron todos  los milagros, se sintieron defraudados, finalmente aquel hombre era un impostor, no los salvaría de nada, lo azotaron, lo torturaron y luego de ser escarnecido fue finalmente crucificado.  No pudo salvarse a sí mismo.

Y cuando ya esos seguidores temerosos, dispersados y escondidos, con sus esperanzas rotas, no sabían qué rumbo tomarían sus vidas, son alertados de la resurrección de su Rey y Señor, su gozo fue inmenso, El no los había abandonado y nunca lo haría, estaría con ellos todos los días hasta el fin del mundo, cuando vendría a traerlos para llevarlos con El.

¡Gloria a Dios! ¡Aleluya!

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