Dados los acontecimientos de los
últimos días y que yo espero estén acaparando la atención mundial, he querido
escribir una entrada para explicar mi punto de vista, ya que pareciera que si
uno no está de acuerdo con algunos es porque está en contra de ellos y yo no lo
veo así; porque no se trata de atacar o herir a nadie sino simplemente tener
diferentes percepciones, entiendo que todos tenemos la libertad de hacer
juicios y emitirlos de acuerdo a nuestra manera de pensar.
Me entristece la situación de Venezuela,
antes un país progresista, hermoso, ahora convertido en el experimento de
personas incapaces, fanáticas y dependientes de otras cabezas, que lo están
llevando a la ruina.
Por ahí, leí un comentario de un
amigo, que decía que quienes estaban en contra del gobierno chavista, son los
ricos, los pudientes, los capitalistas, pero que los pobres ahora tienen una
mejor vida y eso es suficiente razón para que el gobierno chavista continúe en
el poder los años que quiera.
Yo no vivo en Venezuela, no puedo
dar fe de que eso sea cierto, tampoco mi amigo que lo dijo vive allá, son las
percepciones que ambos tenemos, ojalá y así fuera, pero por lo que me han
contado quienes sí viven allá, que no disponen de muchos suministros básicos,
que sufren con cortes de luz, que no encuentran repuestos de ninguna clase, es
muy difícil creer que los desposeídos si tengan alimentación, atención
hospitalaria de primera y educación integral.
Si eso fuera así, creo que nadie estaría descontento.
Pero la realidad es otra, lo que
los gobiernos socialistas hacen, es empobrecer a los ricos y llevarlos a un
nivel de pobreza donde los desposeídos se sientan igual, entonces pensarán que
dejaron de ser pobres y que han alcanzado lo que los otros tenían. Pero esto suena ilógico, ¿serán tan ingenuos
los desposeídos para pensar así? Por
supuesto que no, no son ingenuos, pero sí son fanáticos y aunque estén conscientes
de que siguen viviendo en una pobreza extrema, el simple hecho de que ya no
exista la clase alta, los llena de felicidad y satisfacción por ese
resentimiento que los gobiernos se han encargado de sembrar en sus mentes y
corazones.
Entonces, ¿está llegando
Venezuela a alcanzar su máxima prosperidad? Yo creo que no, al contrario creo
que están llegando a sufrir una devastación muy grande, de la que les costará mucho salir cuando un gobierno democrático llegue a gobernar.
Yo no quiero ver a mi Guatemala en esa situación, pero estamos tan expuestos como todos.
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